Pienso que somos el resultado de la unión
cósmica de múltiples variables, puestas en nosotros al azar, por una casualidad
o broma del destino, de la vida o vaya quién a saber de qué.
En estos cibernéticos tiempos, está tan de
moda aleccionar a la gente para que sea “ella misma”, para que se exprese en su
ser auténtico, y deje, si es que lo hace, de copiar a los demás, porque así
como es, es un ser bello y único, merecedor de toda la magia que el cosmos
tiene para ella (o algo por el estilo).
La cosa es que no puede uno andar por la
vida siendo como es, no la gran mayoría. Tiene uno que ceñirse a ciertos
estándares sociales de lo que es aceptado, de lo que se debe hacer, e ir
sonriéndole a la vida porque así está previsto, para conservar el trabajo, las
supuestas amistades, la familia misma; para no convertirse en un inadaptado.
Pero hay días en que uno quiere mandar a
la mierda todo: Autómata.
El resultado de una infinidad de eslabones en la cadena causa-efecto. Así es.
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